El carro se recicla: así se reutilizan sus partes

En la actualidad la industria reutiliza y se reaprovechan muchos de los componentes del carro. Por ejemplo, los aceites, llantas, las baterías, los plásticos y otros materiales.

El carro convencional también tiene un lado ‘verde’ pues en la industria automotriz en la actualidad hay una ‘alta conciencia’ en materia ambiental y ecológica y después de cumplir su vida útil, la mayoría de sus piezas y componentes se reciclan para evitar no solo la contaminación al medio ambiente con elementos nocivos como aceites, ácidos y plásticos, sino que también se aprovechan para dar origen a nuevos productos, ahorrando en el proceso la extracción de materias primas en cuya elaboración se genera otra porción de emisiones contaminantes.

Estos procesos de reciclaje hace años se realizan para materiales como el aceite y las baterías de 12 voltios y hay normas también ya estipuladas para la recogida de las llantas usadas y la chatarrización en la cual el acero y otros metales se recuperan, mientras que la industria nacional se adelantó a la recolección de plásticos e incluso se ha dado paso a la reutilización de las baterías de vehículos eléctricos recientemente.

En este ramo del reciclaje es la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, la entidad que regula todos estos procesos que se enmarcan en el modelo de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), un enfoque que promueve la participación de los fabricantes, e importadores de llantas y de baterías, en la gestión de los residuos generados al final de la vida útil de sus elementos.

Esto quiere decir que quienes producen y venden estos productos de consumo masivo están obligados a organizar, desarrollar y financiar la gestión integral de los residuos derivados, una vez que el consumidor final los desecha.

En este contexto, el sector automotor hace parte de la categoría de residuos posconsumo con elementos como baterías de plomo-ácido, llantas usadas, envases y empaques, que requieren una disposición adecuada debido a su volumen, composición o impacto potencial sobre el medio ambiente.

 

Veamos cómo se ha venido realizando el reciclaje en Colombia para cada uno de estos componentes vitales de los vehículos tanto por datos proporcionados por Asopartes, entregados por la ANLA, así como por empresas dedicadas en el sector y organismos como Cesvi Colombia que también adelantan un proceso de desmantelamiento, reutilización y chatarrización de vehículos.

Baterías de 12 voltios .

La recolección de baterías de ácido y plomo está
regulada por la Resolución 372 de 2009 que se modificó por la Resolución 361 de 2011. Colombia superó la meta para el año pasado, pues era de 2.9 millones de unidades y se reciclaron a finales de 2023, según datos de la ANLA, casi 3.1 millones con lo que se logró un cumplimiento del 103% sobre la proyección.

Las baterías usadas son reunidas en 6 centros de almacenamiento y 530 de acopio con 504 puntos de recolección. En la actualidad las principales empresas que se encargan de esta tarea son Acumuladores del Oriente S.A.S., Clarios Andina S.A.S., Fundimetal de Colombia S.A.S., entre otras.

¿Qué se hace con estas baterías viejas?

De las baterías usadas, una vez desarmadas se usa principalmente el plomo que requiere un manejo de alto riesgo y una vez depurado se destina casi en su totalidad a la fabricación de baterías nuevas. El ácido sulfúrico va a otras industrias, principalmente como materia prima para fertilizantes. El plástico se derrite y se usa para hacer cajas para nuevas baterías y en otras industrias, para herramientas de aseo.

Llantas usadas.

 

Este es otro elemento que cada vez más se recupera y vuelve a aprovechar. En la actualidad el marco normativo que rige este reciclaje es la Resolución 1326 de 2017. El año pasado se recogieron en todo el país casi 11 millones de llantas, lo que equivale a unas 88 mil toneladas de caucho. Esas cifras representan un cumplimiento de más del 100% sobre la meta propuesta a los importadores.

 

Para agrupar este material hay 3 centros de almacenamiento, 35 de acopio y 923 puntos lugares de entrega y las principales empresas encargadas de este trabajo son Soluciones Ambientales 4R S.A.S., Reciclair S.A.S., Reencol S.A.S., Cementos Argos S.A. y Cemex Colombia S.A., entre otras.

¿Qué se hace con las llantas?

De esas 88 mil toneladas recogidas, se utilizaron casi 41 mil para el rencauche y el resto se empleó como elemento de combustión para hornos industriales o destrucción mecánica y una segunda utilización como, por ejemplo, en el mar para crear barreras de corales con más de 8.000 toneladas. Una enorme porción también se convierte en materia prima para el recubrimiento de las canchas deportivas sintéticas que ahora son mayoría en todo el país.

 

Un capítulo aparte merece el rencauche. En este proceso se reemplaza únicamente la banda de rodamiento de la llanta para volverla a utilizar de forma segura. Con este sistema se ahorra petróleo, agua y solo se requiere un tercio de las materias primas necesarias para fabricar una llanta nueva. Varias marcas, como Bridgestone y Michelin tienen una división especial para hacer este ‘tratamiento’ de forma segura que, en condiciones ideales de la carcasa se puede realizar hasta tres veces.




Vidrios, plásticos y empaques.

El marco normativo para estos materiales se estipuló en las resoluciones 140 de 2018 y 1342 de 2020. El año pasado se recogieron casi 112 mil toneladas de diversos materiales que incluían cartones, plásticos, vidrios, papel y metales. El reciclaje de este material se logró en un 99%, pero en 2023 se cayó en la meta de recolección cuando fueron 165 mil toneladas.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Los cauchos y los plásticos como mangueras, empaques, consolas, carteras de puertas y hasta bómperes son triturados y reutilizados hasta en 4% para la creación de nuevas partes automotrices. Los vidrios del parabrisas y las ventanas rotas van para la fabricación de botellas o como aditivo en mezclas asfálticas, después de ser triturados.

Otros plásticos que provienen de tableros, defensas, paneles interiores y depósitos son separados por tipo (polipropileno, ABS, PVC, entre otros) y luego se trituran y se procesan para fabricar nuevos productos o se emplean como combustible derivado.

Por último, los componentes electrónicos que incluyen sensores, cableado, sistemas de navegación, entre otros, son tratados bajo normativas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), donde se separan metales preciosos como oro, plata y paladio, así como cobre y plásticos menores. Algunos componentes funcionales pueden ser reacondicionados.

El ensamble nacional presente

 Sofasa incorporó un proceso en el cual a partir del cacao y sus residuos se fabrican piezas que hacen parte del automóvil Kwid cuyo ensamble empezó en abril en el país.

Gracias a un acuerdo entre la Compañía Nacional de Chocolates y Esenttia, empresa del Grupo Ecopetrol, se incorporará este biocompuesto para fabricar las guías de los guardafangos y las rejillas de aire internas del Kwid con sello colombiano.

Tradicionalmente, estas piezas se fabricaban con polipropileno y carbonato de calcio en talco. Con esta innovación, el talco se reemplazó por polvo de cáscara de semilla de cacao, un subproducto de la Compañía Nacional de Chocolates.

Para este año se destinarán 50 toneladas de este biocompuesto para la producción de las referencias mencionadas del Renault Kwid y más adelante esta cifra trascenderá las 70 toneladas.


Aceites usados.

Alrededor de este elemento hay toda una industria no solo por el manejo técnico que requiere, sino por el daño medioambiental que podría ocasionar la omisión.  El año pasado se recogieron casi 27 millones de galones de aceites usados que incluyen los de muchas ramas de la industria, incluida la automotriz.

Los aceites usados comprenden todos los de motor, transmisión o hidráulicos, con base mineral o sintética, que son residuos peligrosos que necesitan una gestión adecuada de recolección, disposición y reutilización.

 Los aceites usados se depuran mediante procesos de combustión, incineración, biorremediación o encapsulamiento que realizan empresas que deben contar con licencias ambientales especiales y que recogen los aceites de los establecimientos comerciales que prestan servicios de mantenimiento de vehículos y motocicletas.

En este sentido, los sitios de cambio de aceite y otros locales deben cumplir normas ambientales que incluyen la señalización de las zonas de operación, el almacenamiento del lubricante y su recogida, teniendo terminantemente prohibido que se bote a las alcantarillas, zonas verdes y menos a canales de aguas. Además, deben tener protocolos de seguridad y contención, en caso de derrames de estos líquidos.

¿Qué se hace con el aceite usado?

En Cartagena se encuentra la única refinería de Colombia que trata aceite usado de motor y allí, por medio de calor se destilan y se extraen los contaminantes al aceite, haciendo que este recupere algunas de sus características.

Luego de este proceso, el aceite usado se transforma en un sustituto de combustibles o grasas lubricantes para la reparación de vehículos y servicios de mantenimiento y puede convertirse en Fuel Oil y ACPM o como combustible de maquinaria amarilla.

A veces se generan malas prácticas como quema sin control sanitario ni ambiental, liberando dióxido de carbono y otros gases nocivos para la atmósfera y la comercialización ilegal de aceite usado que se empaca de manera fraudulenta y se vende como nuevo, pero ha perdido sus aditivos en el proceso de limpieza y puede causar serias averías inmediatas en los motores. Por ello es recomendable romper los empaques originales para que no los utilicen para el ‘reenvase’ de estos.

Chatarrización.

En Colombia, la chatarrización vehicular arrancó de forma oficial en 2014 y está regulada por el Ministerio de Transporte. Este proceso implica la reutilización y reciclaje de componentes de vehículos que ya cumplieron su ciclo, con el objetivo de minimizar el impacto ambiental y generar beneficios económicos. Se destruyen los vehículos en un proceso regulado y certificado, aprovechando partes para la venta de segunda mano o para producir nuevos materiales, principalmente acero.

Según Cesvi Colombia se sigue uno de estos cuatro pasos en el proceso de chatarrización:

1. Reúso de repuestos: Se rescatan piezas que están en perfectas condiciones para ser instaladas directamente en otros vehículos.

2. Remanufactura: Repuestos que tiene alguna afectación, pero son reparables y funcionales para volver a ser usadas.

3. Aprovechamiento: Componentes que no son aptos para su reutilización automotriz se transforman en materia prima para otros procesos industriales, dependiendo de su composición plástica o metálica.

4. Disposición final: Aquellos elementos peligrosos para un reúso o fuertemente dañados, reciben un tratamiento especial y son gestionados como residuos peligrosos, asegurando una disposición ambientalmente segura.

En el proceso de chatarrización en Colombia algunas piezas que son reutilizables se venden en el mercado de segunda mano, mientras que los materiales como el acero se envían a plantas de reciclaje.

Una vez desmantelado y descontaminado un automóvil promedio, su peso se reduce a 300 o 400 kilos, compuesto básicamente por las piezas metálicas y la carrocería. No se puede usar todo, porque se desechan los líquidos, si tiene, y los vidrios son un problema porque las películas que traen hacen difícil su reincorporación a la cadena industrial.

Entre el 88% y el 90% e de las partes y componentes de un automóvil son reciclables. Piezas de acero, cobre, aluminio y plomo se convierten en materia prima de las fundidoras y forman parte en un determinado porcentaje en elementos de los nuevos automóviles o en otros objetos.

Una tonelada de acero derivada de la chatarra genera un ahorro del 80% frente a la producción de esta partiendo de mineral de hierro. Al menos el 87% del peso de un carro se recicla.

No se recuperan telas, ni la espuma de los asientos, pero hay piezas que se pueden volver a utilizar para incorporarlas en el mercado de autopartes usadas, como los parachoques y los espejos, llegando a costar hasta un 70 por ciento menos frente a los repuestos nuevos.

Como beneficios ambientales de la chatarrización están la reducción de la contaminación por residuos de vehículos, ahorro de recursos naturales y menor impacto en el medio ambiente.

Lo que no se puede reciclar.

Según Cesvi, existen ciertas exclusiones respecto al reuso de componentes, incluso cuando estos se encuentran en buen estado físico. 

Entre los elementos cuya ‘segunda vida’ está restringida se incluyen elementos de la seguridad pasiva, como airbags, cinturones de seguridad o piezas de desgaste como correas, amortiguadores, rodamientos, pastillas de frenos y demás que, por normativas de seguridad no deben volver a ser instalados, dado que estos componentes pueden sufrir desgaste interno no visible que compromete su funcionamiento.

 

 

 

 

Otros que tampoco pueden ser reutilizados, ni en el mercado de segundo uso, son las partes identificativas del vehículo, como chasís, placas y número de serie del motor, pues están prohibidas para evitar fraudes.

CIFRAS

  • Un galón de aceite usado puede contaminar cerca de 40 mil litros de agua.
  • El reencauche de llantas ayuda a reducir en un 24 % las emisiones de CO2 al medio ambiente, 19 % el consumo de agua y 21% la contaminación atmosférica.
  • Elaborar una banda de reencauche requiere siete galones de derivados de petróleo, en comparación con los 22 galones que se necesitan para fabricar una nueva.
  • Durante los últimos años se estima alrededor de 1,249 vehículos desintegrados anualmente de acuerdo con datos abiertos del Programa de Modernización del Parque Automotor de Carga.
  • Cesvi Colombia ofrece una variedad de repuestos verificados provenientes de vehículos que se desmantelaron y que cumplen con estrictos controles de calidad y que representan una alternativa más económica y sostenible para la reparación de vehículos.

 


Giovanni Avendaño
Editor Motor.com.co

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